Por Lluís Faus Cortés, tutor de 4ºESO
Los profesores de ciencias, biología en mi caso, siempre hemos tenido el san benito de excéntricos, exigentes, unos frikis en definitiva. No en vano, muchos hemos trabajado en laboratorios o centros de investigación, y pretendemos empapar a nuestros alumnos de todo ese conocimiento en el menor tiempo posible.
Las matemáticas, la química, la física, …, son disciplinas en que clásicamente despunta un grupo de alumnos a los que se ¨les da bien¨, quedando el resto a remolque y aprobando con dificultad o suspendiendo, en el peor de los casos. De esta manera, el método científico, permanece oculto para muchos alumnos. ¿Y qué es esto del método científico? No es más que una filosofía de trabajo, que consiste en formular hipótesis a partir de situaciones que se observan, para más tarde darlas por válidas o no mediante experimentos. Se trata por tanto de una herramienta clave para el pensamiento crítico. Un arma antiengaños, para que nos entendamos.
Es aquí donde entra en juego el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y el trabajo cooperativo de nuestro colegio Trilema Zamora. No podemos conformarnos con que un pequeño porcentaje de nuestros alumnos sea muy capaz en, por ejemplo, competencia matemática, si luego no saben trabajar en equipo o aprovechar ese don para solucionar problemas que se dan en nuestro entorno.
Nos dirigimos a un mundo en que no sabemos exactamente qué mercado laboral se van a encontrar nuestros jóvenes y ante esa incertidumbre se hace indispensable conseguir que nuestros alumnos y alumnas tengan una buena capacidad de adaptación y de resolución de problemas, haciendo que el currículo tenga un verdadero sentido. Como profesor de ciencias estoy comprometido con la idea de que mi materia debe llegar a todos como una herramienta útil y aplicable en la vida cotidiana, para así generar un alto grado de motivación en los chicos.
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